Mi estancia en Costa Rica (Pavones)

14.03.2019 -  

¡Pura Vida, Mae!

Amor, amigos, olas, surfear, sol y lluvia, playas, jungla, cascadas, animales, baile, fiestas, sonrisas, flores, colores, gallo pinto, tamales, una mentalidad relajada ... y muchas nuevas experiencias increíbles en Costa Rica ¡qué tuanis!

Desde abril hasta la midad de octubre del año pasado (2018) viví en la parte sur del Pacífico ayudando en un hostal local, en un pueblo mágico que se llama PAVONES. Primero me gustaría presentar brevemente la geografía, antes de seguir con mis impresiones. Costa Rica, como parte de Centroamérica está rodeada de dos países, Nicaragua al norte y Panamá al sur. Y entre dos mares, el Caribe al este y el Pacífico al oeste.

Costa Rica está organizada en siete territorios: Guancaste, Alajuela, Herida, San José, incluyendo la capital San José, Cartago, Limón y Puntarenas, donde me quedé la mayoría del tiempo. La sierra, Cordillera Talamanca, con varias montañas y volcanes, recorre casi todo el país y para viajar entre las costas caribeña y pacífica hay que pasar siempre por la ciudad San José, o cruzar la frontera de Panamá (Sixaola o Paso Canoas). Más o menos a una hora de Paso Canoas, puede encontrar el pueblo Pavones. Directamente enfrente de la playa, viví y ayudé en el Hostal “Clear River” en referencia al río “Río Claro”. Los dueños son Susan y Patrik, que me trataron como a una hija, por eso les digo familia. Ademas conocí a un señor de 71 años que se llama Robin y también a mi amiga Sabrina, de Brasil. Los dos viven también en el hostal y pasamos un tiempo muy divertido y alocado juntos siempre “PURA VIDA”.

Pavones, un pueblo mágico

Conocido por sus largas y perfectas olas, el pueblo Pavones atrae a surfistas y a turistas de todo el mundo, especialmente en la temporada de las olas, esto es, desde febrero/marzo hasta septiembre/octubre. Los fundadores indígenas encontraron el ave Pavón cuando llegaron y le dieron al pueblo su nombre acutal: Pavones. En 1970 algunos surfistas de California descubrieron las costas de Centroamérica intentando escapar de la multitud de gente que había en sus playas y acabaron emocionados por el sueño de la ola y la naturaleza virgen alrededor de Pavones. El primer surfista, Danny “Mack” Fowlie, empezó a comprar casi todos los terrenos enfrente de la costa e invitó  a sus amigos. Así comenzó la fama de Pavones. Las familias locales de Pavones comenzaron a construir casas de su propiedad, cultivaron plantas y protegieron los terrenos de la playa.

Hoy en día existe una gran comunidad de surfistas locales y extranjeros que surfean las olas juntos todos los días en varias playas alrededor de Pavones. Por ejemplo, en Punta Banco, Rancho Mar y Pilón.

La atmósfera cambia con las olas. Cuando vienen olas buenas, los turistas significan trabajo y movimiento para los locales también. La energía que trae la ola la siente todo el pueblo, ya sea en el parque, en la playa, en el río o en el agua surfeando. Un lugar céntrico es el “muro”, un sitio perfecto para sentarse y observar las olas, y donde todos se encuentran para hablar, tomar, mirar a los surfistas, comer, reír, jugar, conectar... Cuando una ola es grande, es todo un espectáculo, también para los surfistas que “bailan” la ola de una manera perfecta con ritmo y fuerza. Para surfear así, se necesita practicar mucho tiempo. Esto lo saben todos, especialmente los que están empezando ;)

El surf conecta culturas de todo el mundo y es más que solo un deporte. El surf es un estilo de vida, una pasión: nos levantamos con el sol, no importa la hora, observamos el mar, estudiamos las mareas, leemos las direcciones de las olas y del viento, controlamos nuestros cuerpos para unirnos a la ola en el momento perfecto, estamos rodeados de la naturaleza y jugamos como niños sin precupaciones. Solo vivimos el momento y fluimos naturales y felices. Adrenalina, amor, paz, liberdad, ligereza... hasta el atardecer, que siempre ofrece cielos coloridos y maravillosos. Vivimos de manera sencilla, nos alimentamos bien y las olas nos dan felicidad, abundancia y lecciones básicas transferibles a la vida cotidiana: respecto, desafío, confianza, respiración, ayuda, inspiración, conciencia, escuchar el corazón y el alma son solo algunas partes del surf.

El Río Claro que cruza Pavones es perfecto para caminar tranquilamente, buscar animales, como monos, aves, mariposas y perezosos. Si tienes suerte hasta puedes ver panteras. Una de las mejores actividades es bajar la corriente del río en neumático es un tour muy largo. Primero en carro, después caminar a pie de una a dos horas y, al final, flotar con la energía del río. Cuando fui con algunos amigos, vimos dos tucanes y nos quedamos un buen rato a la orilla de una gran cascada. Tuve un momento de equilibrio dentro de mí, de que siempre todo iba a estar bien y de que, como la naturaleza nos enseña, hay que fluir con los cambios y confiar en todo. Voy a recordar siempre ese día. El río me fascina. Imposible describirlo con palabras parece de otro mundo.

Tamales y fiestas

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La cocina típica se compone básicamente de arroz, frijoles, carne, pollo, pescado en salsa, o frito, al ajillo, plátanos, ensaladas y tortillas de maíz. En las regiones costeras se vende mucho pescado, mariscos, ceviches, cocos o pipas fría. Los Tamales parecen “regalos” y son tradicionales por Navidad en diciembre y extendidos en toda Latinoamérica. Mis amigas, Lidieth y su mamá, María, me enseñaron en su casa cómo las hacen. Es un proceso muy largo con varios pasos:

  1. La masa de maíz se mezcla con aceite vegetal, hierbas, sal y pimienta. Se cocina al fuego removiendo.
  2. Arroz, carne, pollo, papas, verduras.. cualquier ingrediente se prepara por separado.
  3. Limpieza de las hojas de los bananos.
  4. Cuando la masa de maíz está lista, rellenamos las hojas con todo un poco y acordanamos con una técnica especial las hojas para que se vean como un regalo.
  5. Al final los Tamales se cocinan un rato otra vez al fuego. ¡Riquísimo!

Las fiestas en Costa Rica son muy importantes y a los ticos les encantan a bailar, tomar y comer, platicar todo en el sentido de la PURA VIDA, disfrutar el momento, sin pensar en el mañana.

Cascadas las Cavernitas en Río Claro, Puntarenas

Unas de las excursiones más impresionantes fue a las Cascadas las Carvernitas. Con mi hermana (Finnia), que me visitó y mi familia costarricense, Susan, Patrik y Lidieth, visitamos las cataratas en el centro de la jungla, circundadas de plantas coloridas y con todo tipo de formas. El agua fresca baja más de un kilómetro fluyendo entre las piedras y formando varias piscinas naturales para bañarse. Cuando llegamos,  nos quedamos sin palabras y completamente facinados por la belleza de este lugar. Empezamos a caminar, descubrimos los senderos colindantes y escalamos sobre las rocas durante horas. Tomamos fotos y solo disfrutamos de la paz y de la magia de ese momento. Escuchamos a los pájaros y absorbimos la energía del río, de las plantas y del maravilloso ambiente.

Otro hermoso día fue con Maru, Adrián, Finnia y los caballos en las montañas. Pasamos por un bosque fascinante donde admiramos los antiguos árboles y del que salimos con un sentimiento de lejanía, verde y pacífico. Hicimos una parada en una finca tradicional donde cuidaban cerdos y gallos. Descubrimos varios pájaros, titis (monos), tucanes y al final también un perezoso. Fue una excursión muy relajada y libre en la que nos dejamos influir por la belleza natural.

Estoy muy agradecida a mis amigos de Pavones.
Muchas gracias por todo a Susan, Patrik, Lidieth, Ilena, Chris, Chela, Sabrina, Maru, Adrian, Keny y Robin que me regalaron milagros cada momento.
Les deseo solo lo mejor, mucho amor y salud.

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